Un hacer común a través del libro experimental

A raíz del Mes Mundial del Libro y del Derecho de Autor, vale la pena preguntarse sobre los lugares que ocupa el libro en nuestro entorno: como soporte de escritura y saberes, como objeto estético y experiencia material, instrumento de trabajo, herramienta política o red que permite tramar vínculos con otros. 

El libro no es un objeto unívoco, por lo que indagar en sus formas y contenidos nos puede llevar a múltiples direcciones. Puntualmente, en esta Activación pretendemos dar a conocer trabajos que han explotado y explorado las definiciones del libro o de las publicaciones impresas, y que guardan en su proceso editorial una historia colectiva y un relato colaborativo, es decir, que convocan a un hacer común.

Para esto, tomaremos piezas como El quebrantahuesos, intervención poética realizada por Nicanor Parra en colaboración con Enrique Lihn y Alejandro Jodorowsky; el portafolio número 10 de UNI/vers(;), publicación colectiva gestionada por el artista Guillermo Deisler; el libro Dadá, surrealismo y pop, editado por Fernán Meza y cuya tónica es la cita y la apropiación; y, finalmente, el tercer volumen de las Ediciones Económicas de Fotografía Chilena, que exhibe obras de la fotógrafa Paz Errázuriz. 

El intercambio de conocimientos y el trabajo colectivo en prácticas artísticas y literarias es, desde hace décadas, un procedimiento llamativo. Además de develar que el origen de las producciones (artísticas, literarias, etcétera) no son particulares sino que responden a una multiplicidad de relaciones entre individuos, nos permiten, en ocasiones, presenciar cruces disciplinares y visuales, tal como veremos en los siguientes documentos.

Página Nº4 de Manuscritos

En 1952 se llevó a cabo uno de los antecedentes más relevantes de la experimentación local con la poesía, la acción de arte y el formato libro: El quebrantahuesos. Este consistió en una serie de intervenciones poéticas realizadas en Santiago de Chile, una en el restaurante El Naturista (ubicado en la calle Ahumada), y la otra frente a los Tribunales de Justicia (en la calle Bandera).

En estas intervenciones, Lihn, Jodorowsky y Parra realizaron mediante la técnica del collage y con “útiles de trabajo” como tijeras, cartulinas, recortes de periódicos santiaguinos y fotografías, murales efímeros que emulaban portadas de periódicos. Esta acción colectiva, que se apropiaba del diseño tipográfico y gráfico de la prensa, se instaló como un antecedente crítico para pensar la expansión del papel como soporte de publicaciones impresas.

Páginas 24-25 de Manuscritos

Años más tarde, en 1975, esta acción fue retomada por la revista Manuscritos, editada por Ronald Kay, visualizada por Catalina Parra, dirigida por Cristián Huneeus y publicada al alero del Departamento de Estudios Humanísticos de la Universidad de Chile. Esta edición permitió reactivar la acción artística realizada a inicios de los 50, así como reinterpretarla en formato impreso. El proyecto original, motivado por Nicanor Parra, entonces pasó a un soporte perdurable y su producción se extendió a los gestores de Manuscritos.

Portada de UNI/vers(;) Nº10

El trabajo colectivo se mantuvo frecuente en producciones artísticas y editoriales locales. Como caso paradigmático, nos encontramos con la obra de Guillermo Deisler. Uno de sus proyectos que se caracteriza por ejecutarse de manera colaborativa es UNI/vers(;), consistente en una serie de publicaciones de poesía visual y experimental que consta de 35 números, publicados entre 1987 y 1995 en la ciudad de Halle, Alemania. 

Para cada uno de los números de UNI/vers(;), Guillermo Deisler junto a Gregorio Berchenko, Gonzalo Millán, Ulrich Tarlatt, Jürg Kowalski, entre otros, convocaban a treinta y nueve artistas y poetas experimentales de diferentes países para que le hicieran envío, mediante correo postal, de cien copias de un trabajo diseñado según un formato y un tema premeditado. Luego de recibir las colaboraciones, Deisler se encargaba de encuadernar cien copias del portafolio UNI/vers(;), que luego eran repartidos entre los colaboradores, algunas instituciones y coleccionistas.

Un caso es el número 10, que lleva por título Ex libris y que fue publicado en 1990. En su realización participaron artistas de diferentes países como C. Hill (Estados Unidos), V. Sarieff (Bulgaria), W. Luh (Alemania) y Corpá (España). En una de sus primeras páginas se aloja un texto escrito por la artista alemana Karla Sachse que reflexiona sobre la relevancia del trabajo realizado en este número de UNI/vers(;), pues en el período permitía ampliar el marco intelectual de la poesía visual mediante la puesta en escena y recuperación estética de los signos gráficos.

El portafolio está compuesto por páginas sueltas con recursos materiales y visuales de diferentes orígenes: hojas de cuaderno cuadriculadas, partituras, recortes de revistas, timbres, páginas escritas a máquina de escribir y otras manuscritas, una diversidad tipográfica y lingüística que revelan el carácter coral de la publicación, y que permiten visualizar las diferentes interpretaciones gráficas de los artistas involucrados. 

Portada de Dadá, surrealismo y pop.

UNI/vers(;), apoyado en el concepto y técnica del collage, respondía al impulso experimental presente en gran parte de las prácticas artísticas del siglo anterior. Surgido de las indagaciones visuales y materiales del cubismo, el collage también estuvo presente en publicaciones realizadas décadas antes, como Dadá, surrealismo y pop, publicado en 1971. 

Este libro aborda la historia de las tendencias artísticas que dan origen a su título, al mismo tiempo que se exhibe como un objeto artístico. En él encontramos extractos de testimonios visuales y textuales de artistas como Man Ray, Jean Arp, Yves Tanguy, Roberto Matta, Marcel Duchamp, André Bretón, entre tantos otros, cronologías y cuadros conceptuales que enmarcan hitos históricos, técnicas artísticas y conceptos que ayudan a comprender cada estilo. 

A pesar de que Meza es autor, editor y compilador del libro, y en este sentido la publicación podría alejarse de todo carácter colaborativo, las múltiples voces de artistas y escritores, textos, métodos y superposiciones visuales que forman parte de él se contraponen al relato individual, y es de este modo que se hace presente una pluralidad y un carácter colectivo. 

Portada de Ediciones Económicas Nº3. Paz Errázuriz

Por último, nos encontramos con Ediciones Económicas de Fotografía Chilena. Creado en 1983 por Felipe Riobó, este proyecto editorial de tres números tuvo como fin difundir el trabajo de fotógrafas y fotógrafos integrantes de la Asociación de Fotógrafos Independientes (AFI). Cada uno de sus números fue realizado con el mismo formato y tiraje: fotocopiados en blanco y negro, encuadernados con corchetes metálicos al costado izquierdo y de cincuenta copias cada ejemplar. Este soporte de bajo costo, permitía lograr una mayor distribución y democratización de los libros y de sus contenidos.

Su tercer y último número fue dedicado a la obra de Paz Errázuriz. El libro comienza con una suerte de prólogo escrito por Riobó, en el que reflexiona brevemente sobre la fotografía local y rescata la importancia de la colectividad para enfrentar las dificultades del medio artístico de la época. Del mismo modo, la publicación es cerrada por un colofón en el que indica que las Ediciones Económicas “son obras colectivas que aparecen en forma de múltiple”.

El libro, que contiene fotografías tomadas entre 1980 y 1982 en el Hospital Psiquiátrico de Santiago, asilos de ancianos y circos, contiene a su vez textos de Renato Orellana y Patricio Marchant, que entregan visiones literarias y teóricas sobre la obra de Errázuriz. El valor de esta publicación radica en su visualidad efímera y materialidad perecedera, así como en su proceso editorial: cada una de las tres publicaciones contó con la participación de diferentes voces que aportaron al proyecto. Del mismo modo, rescata la importancia de colectivizar (hacer públicas y comunes) obras visuales contemporáneas.

En su publicación Los muertos indóciles, la escritora Cristina Rivera Garza indica: “Lo que la vida disgrega, centrífuga; el archivo congrega. Centrípeto”1. La fuerza atrayente del archivo nos permite unir nuevos relatos y signos, así como convocar aquellas voces que han quedado custodiadas en el pasado. Motivados por el Mes del Libro, buscamos reflexionar sobre sus posibilidades y experimentaciones materiales y visuales en el ámbito local, y también, preguntarnos por aquellos libros y proyectos que aprovecharon, en palabras de Rivera Garza, su fuerza centrípeta para convocar a individuos con un propósito común.

DOCUMENTOS SELECCIONADOS

  1. Enrique Lihn, Alejandro Jodorowsky y Nicanor Parra. “El quebrantahuesos” en Manuscritos. Departamento de Estudios Humanísticos, Santiago. 1975. Ver documento
  2. Guillermo Deisler. UNI/vers(;), Nº10, Halle. 1990  Ver documento
  3. Fernan Meza. Dadá, surrealismo y pop, Departamento de Diseño Arquitectónico Ambiental Santiago. 1971. Ver documento
  4. Paz Errazuriz. Ediciones Económicas Nº3, Santiago. 1983. Ver documento

 

Texto publicado en web CCESantiago

Share Button
  1. Cristina Rivera Garza, Los muertos indóciles. Necroescritura y desapropiación (Santiago: Libros de la Mujer Rota, 2020), p. 162.